Un Real Madrid solvente, solidario, comprometido y renovado completó un enorme partido para asaltar San Mamés y domar a un Athletic que nunca le perdió la cara al duelo. Los leones se toparon con un Madrid como una catedral, un señor equipo que puso fin a su excedencia liguera para mostrar sus poderes. Ancelotti apostó por Ceballos y Asensio y dejó en el banquillo a Kroos y Modric y los españoles le dieron la razón. Benzema y Kroos marcaron los golazos que dieron el triunfo al campeón, que mantiene el mano a mano con el Barça por la Liga.
Tras la muerte en el Clásico y la resurrección en La Cerámica, el Real Madrid volvía a reencontrarse con la Liga nada menos que en San Mamés, un escenario como una Catedral. La duda era si los de Ancelotti iban a mostrar su cara de doctor Bunner o la del increíble Hulk. Porque el Madrid, como diría Forrest Gump, es como una caja de bombones: nunca sabes el que te va a tocar. Y más ahora que el Madrid no está bien y Carletto lo sabe.
Fuera por eso, por la dificultad del rival, por la grandeza del escenario o por no agrandar las distancias en Liga con el Barcelona, Ancelotti no se anduvo con medias tintas. No era Carletto era Robespierre. Guillotinó a vacas sagradas como Kroos y Modric, suplentes ambos, y también se cepilló a Rodrygo, intrascendente en La Cerámica. Ceballos y Asensio, agitadores ante el Villarreal, se hicieron sitio en un once en el que se mantuvo Camavinga, de los más regulares en el duelo de Copa.
En la zaga repetían los cuatro: Nacho, Rüdiger, Militao y Mendy. Y arriba, como no, Vinicius y Benzema, intocables más por falta de competencia que por estado de forma, acompañaban a un Marco Asensio que se ganaba la camiseta de titular.
Enfrente el Athletic de Valverde, un equipo plagado de canteranos, con un físico imponente y con ese trío de mediapuntas (Nico-Sancet-Berenguer) que amenaza al más pintado. Y el factor San Mamés, uno de esos estadios que ganan partidos, que lucía como cada año la mejor imagen de la temporada.
Los leones aprietan
Los leones salieron como si el Real Madrid fuera Ángel Cristo: dispuestos a darle un zarpazo a las primeras de cambio. A los de Ancelotti les tocaba esquivar la presión de los locales, replegarse y proteger el área con la vida. No vieron los blancos el campo rival en los cinco primeros minutos. Sí en el 6 cuando Mendy remontó su banda tras conectar con Vinicius y ponérsela a Benzema dentro del área. El tiro de Karim de primeras se marchó al cielo de Bilbao.
Respondió el Athletic con un cabezazo de Paredes desde el área grande que hizo volar a Courtois para sacar el remate con una plástica palomita. Nico Williams decidió echarse al Athletic al hombro y volvió locos a todos los defensas del Real Madrid. En el 16 tiró un caño a Camavinga, le dejó con el molde y se cascó un disparo cruzado que se marchó a la derecha de Courtois.
Respondió Benzema con un disparo envenenado tras una buena subida de Nacho por la derecha que repelió un defensa el Athletic. En el 19 Sánchez Martínez y el VAR se inhibieron de una acción en la que Asensio fue claramente derribado en la delgada línea entre dentro y fuera del área. Mitad falta peligrosa, mitad penalti, pero no pitaron nada.
Luego otra contra del Athletic en la que Courtois empequeñeció a Iñaki Williams. Seguía el partidazo. Y luego, en pleno intercambio de golpes como si fuera una pelea de Rocky Balboa, llegó el gol del Real Madrid. Lo marcó Benzema con una media volea imposible tras un rechace en el área. Karim, una vez más, silenciaba La Catedral. Botaba Ancelotti.
El gato araña al león
El tanto insufló al Real Madrid una dosis letal de confianza. Los de Ancelotti se echaron al monte con descaro y valentía. Era la mejor forma de resistir los zarpazos del Athletic: pegando otros. El partido era un bello carrusel de ida y vuelta entre las áreas. El gol amansó a los leones, que ya no rugían tanto en la presión. Calmó a un Madrid en el que había más solidaridad que en un torneo benéfico. Todos corrían, todos defendían, todos se apoyaban. Un equipo, vamos. Y ese equipo consiguió llegar al descanso con un trabajado y merecido 0-1 en San Mamés.
Volvimos y el partido no decayó. El Real Madrid retrocedió para defenderse sin la pelota, pero siguió teniendo veneno con ella. Percutía con ahínco el Athletic. Le faltaba un punto de precisión a los leones en su dominio territorial. No terminaban jugadas y eso permitía a los de Ancelotti defenderse sin grandes agobios.
Pudo incluso llegar el segundo del Madrid al filo del 60 en un barullo en el área que resolvió Nacho con un tiro a bocajarro que rechazó como pudo Unai Simón. Volvió a la carga el Athletic con más fuegos artificiales que armamento real. Ceballos se lucía en el medio y Nacho sujetaba al equipo atrás. Poco a poco perdían fuelle los leones y el campeón liguero se iba sintiendo más cómodo. Ancelotti tardaba más en hacer los cambios que la Agencia Tributaria en devolver el IRPF.
En el 65 pudo y debió llegar el 0-2 en una precisa y preciosa jugada tejida entre Fede Valverde y Benzema y finalizada por Marco Asensio. Un liguero roce en el pie de Unai Simón lo impidió. Respondió Valverde (Ernesto) con un triple cambio para intentar agitar el partido.
El Madrid resiste y se crece
La tuvo en el 69 Nico Williams en un tiro cruzado dentro del área que le salió algo mordido. El Madrid o tenía el partido ganado ni muchísimo menos. Ancelotti metió a Modric por Marco Asensio en el 72. Mandó a Fede Valverde a la posición de extremo derecho y metió experiencia, físico y fútbol al centro del campo.
En el 76 marcó el Athletic. Lo hizo Iñaki Williams tras una soberbia parada de Courtois, pero estaba en fuera de juego previo un jugador rojiblanco, así que el asistente primero y el VAR después anularon el tanto de los leones. Los locales apretaban córner a córner. Resistía el Madrid, ahora sí con muchísimos apuros. Era la hora de arrimar el hombro y todos lo hacían en el Madrid.
Ancelotti metió primero a Rodrygo por Vinicius, que se había ganado una amarilla por un patadón como los que le suelen dar a él, y luego a Kroos por un fundido Ceballos. Apretó el Athletic hasta el final e hizo del área del Madrid el patio de su casa, pero los blancos apretaron los dientes y supieron resistir los zarpazos de los leones e incluso abrochar el 0-2 final con un golazo postrero de Toni Kroos para llevarse a la capital de España tres puntos que le mantienen en el pulso liguero con el Barça.